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Por: Eduardo Franco
Fotos: Nina Cordero

Casi la mitad de las soluciones existentes para alcanzar los objetivos climáticos provienen de la agricultura, la silvicultura y otros usos que se le pueden dar a la tierra —un sector que participa con el 23% de las emisiones netas global de gases de efecto invernadero—, si bien actualmente solo reciben el 3% de los fondos destinados a la acción climática. Considerando los biomas que comparte, América latina tiene un potencial importante para aplicar las soluciones basadas en la naturaleza, afirma una voz experta en la materia.

La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) las define como “un nuevo concepto que abarca todas las acciones que se apoyan en los ecosistemas y los servicios que estos proveen, para responder a diversos desafíos de la sociedad como el cambio climático, la seguridad alimentaria o el riesgo de desastres”.

Esto implica utilizar los servicios ecosistémicos que brinda la naturaleza para resolver los problemas que enfrentan hoy nuestras sociedades.

Asimismo, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) identifica en la adaptación a “las iniciativas y medidas encaminadas a reducir la vulnerabilidad de los sistemas naturales y humanos ante los efectos reales o esperados de un cambio climático”.

De ahí que los distintos enfoques de soluciones basadas en la naturaleza pueden ser utilizados en combinación con otros tipos de intervenciones y ayudar de esta manera a generar múltiples beneficios para las poblaciones y la biodiversidad, al tiempo que fortalece la resiliencia frente a la crisis climático.

Respecto de esto, Pilar Bueno, investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) de Argentina y actual secretaria Nacional de Cambio Climático de dicho país, explica que tanto las soluciones basadas en la naturaleza como las basadas en ecosistemas, las enfocadas en género y los saberes tradicionales, deben aplicarse de manera transversal.

En este momento, cualquier planificación de adaptación tiene que partir de la perspectiva de diversos enfoques a partir de una dinámica participativa y utilizar estos enfoques de modo transversal.

Pilar Bueno, Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet).

Bueno considera que el potencial de América latina para la cooperación regional es significativo, más aún teniendo en cuenta la cantidad de biomas y ecosistemas que comparte la región, algo que debería aprovecharse mejor en el ámbito de la adaptación a la crisis climática.

Para ella, los componentes exitosos de preservación que se realizan desde lo comunitario deberían ser incluidos en planes de adaptación locales y nacionales, y de allí pensar en incluirlos en planes de adaptación regionales. “Sería un sueño pensar en planes de adaptación regionales para los países de América latina”.

Por su parte, Walter Ubal, oficial Senior de programas en el Centro Internacional de Desarrollo e Investigación (IDRC), indica que las soluciones basadas en la naturaleza son conocimientos adquiridos en gran parte por las comunidades tradicionales e indígenas. “El reto está en lograr que ese conocimiento se sintetice y se transforme en un hecho real que pueda ser entendido y transmitido por los gobiernos y tomadores de decisión”, explica.

Sin embargo, estos conocimientos ancestrales, aunque históricamente han formado parte de la cosmovisión de muchos pueblos indígenas en el mundo, han sido establecidos en la literatura científica moderna en décadas recientes con el concepto de los servicios ecosistémicos.

“Nos vamos a sentar en una elevada cantidad de tecnología y de datos que no serán utilizados”, sintetiza Santiago Alba-Corral, director interino de Agricultura y Medio Ambiente del IDRC, respecto del riesgo que se corre si no se logra sintetizar adecuadamente el conocimiento ancestral que menciona Ubal.

Problemas como las inundaciones, la erosión o la preservación de caudales de agua —explica la UICN— pueden ser resueltos por medio de acciones como la conservación y restauración ecológica de cuencas hidrográficas con prácticas como la reforestación y la restauración de ecosistemas. Esto, con el fin de estabilizar ríos y evitar desbordes, además de otros ejemplos de soluciones basadas en la naturaleza que cada vez son aplicadas con mayor frecuencia.

La excavación y perforación en búsqueda de combustibles fósiles tiene que detenerse y ser remplazada por energía renovable y soluciones basadas en la naturaleza para frenar drásticamente la crisis climática.

António Guterres, secretario General de Naciones Unidas.

Esta información fue producida como parte del Programa Latinoamericano de Cobertura Periodística COP25, un esfuerzo conjunto de Periodistas por el Planeta (PxP), LatinClimaThe Stanley Center for Peace and Security, y la Red Regional de Cambio Climático y Toma de Decisiones – Programa UNITWIN de UNESCO. La cobertura completa aquí.

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