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Por: Eduardo Franco
Fotos: Nina Cordero
Diseños: Olga Cajina

Mujeres indígenas Waorani, Sarayaku y Sapara de la Amazonía ecuatoriana estuvieron presentes en la Minga Indígena, la cumbre social que se reunió en paralelo a la 25° Conferencia de las Partes (COP25) de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, donde compartieron las batallas que debieron librar sus pueblos ante el constante asedio de la explotación petrolera en los territorios.

“Si este territorio acaba, la humanidad también se va a acabar. Al gobierno solo le importa el petróleo”, se lamentó Hueiya Cahuiya Iteca durante el panel Los pueblos indígenas amazónicos ante la extracción petrolera.

Para ella, no fue fácil llegar hasta este evento, donde hizo escuchar su voz. Debió viajar durante dos días en canoa desde su comunidad Waorani, ubicada en la espesura de la selva amazónica ecuatoriana, y otros tres días por tierra hasta la capital, Quito, desde donde tomó un avión con destino a Madrid (España).

Allí, Cahuiya compartió cómo en marzo de 2019 el pueblo Waorani demandó con éxito al Estado ecuatoriano, argumentando que no habían sido consultados previamente sobre la perforación petrolera en sus tierras ancestrales. Fue de esa manera que el 26 de abril de 2019 un tribunal de la Región Amazónica de Ecuador emitió un falló que suspendió la explotación petrolera en este territorio.

La histórica sentencia reconoció que se había vulnerado el derecho a la consulta previa, libre e informada que reconoce el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre pueblos indígenas y tribales. Posteriormente, el 11 de julio, el Ministerio del Ambiente y la Procuraduría de Ecuador apelaron al fallo sin éxito, ya que la Corte de Justicia provincial ratificó la sentencia, manteniendo el territorio libre de la extracción de crudo.

Para los abogados, el fallo podría servir como precedente para otros grupos indígenas de la Amazonía cuyos territorios se mantienen en permanente riesgo a causa de futuras subastas de bloques petroleros, más aun considerando que el Parque Nacional Yasuní —donde se encuentra el territorio de los Waorani— alberga hasta el 40% de las reservas de petróleo con las que cuenta Ecuador.

Luchan por dejar el petróleo bajo tierra

Aunque algunas comunidades no rechazan la idea de trabajar con las empresas petroleras —siempre que obtengan beneficios—, otras, como la Asociación de Mujeres Waorani de la Amazonia Ecuatoriana (Amwae), defienden la idea de que los combustibles fósiles de Ecuador deben permanecer debajo del suelo.

Las mujeres indígenas estamos diciendo: basta de petróleo, tiene que quedar bajo la tierra. Ese es nuestro pedido.

Hueiya Cahuiya Iteca

La Amwae, a la que pertenece Cahuiya, fue creada en 2005 y reúne más de 250 mujeres. La lucha de estas “Cuidanderas” Waorani, como son conocidas, ha ayudado a proteger 180.000 hectáreas de selva amazónica en Ecuador.

Otra de las victorias jurídicas de un pueblo originario ante del Gobierno de Ecuador fue la protagonizada por los Kichwa de Sarayaku, un área de 135.000 hectáreas. El terreno, en este caso, fue la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). ¿Lo logrado? Que su territorio, el cual es considerado como un ser vivo natural para ellos, quede libre de la extracción de petróleo.

“Los chamanes tienen una relación íntima con la naturaleza. Ellos se conectan con las plantas, con los animales, son uno solo”, explicó Mireya Gualinga Tapuy, líder indígena Sarayaku. “Si la explotación petrolera llegara, afectaría mucho, dañando la vida del chamán, de la vida silvestre, ya que ellos están ligados a la naturaleza.”

En palabras de Gloria Ushigua Santi, representante del pueblo Sapara, el Estado ecuatoriano no ha realizado la consulta previa de una manera adecuada con su pueblo. “Consultaban con otras personas, no es nuestra cultura. Les regalaban cosas y entraban a negociar, y nunca hablaron con los dueños del territorio”, dijo.

En la actualidad, la economía de la cuenca amazónica –basada principalmente en actividades extractivas– está estimada en US$ 250 billones. Entre estas, la actividad petrolera es una de las más influyentes.

Y no está de más señalar que datos publicados recientemente por The Guardian revelan que 20 firmas petroleras son responsables de más de una tercera parte de las emisiones de gases de efecto invernadero (causantes de la crisis climática) en la era moderna.

“Las 20 principales compañías de la lista han contribuido al 35% de todo el dióxido de carbono y metano emitidos por el sector energético en el mundo, con un total de 480 billones de toneladas de CO2 desde 1965”, especifica la publicación.

Minga indígena: dar voz a los defensores

Calfin Lafkenche es un indígena Mapuche chileno que, junto a Desarrollo Intercultural Chile, viene organizando desde hace ocho años la Minga Indígena durante las cumbres climáticas de Naciones Unidas.

Este evento, explica, es un espacio comunitario en el que participan líderes de 84 pueblos desde Alaska (Estados Unidos) hasta Tierra del Fuego (Argentina). La finalidad: “Escuchar su palabra y dar a conocer cuál es la situación verdadera de sus territorios y cuál,la vulneración de derechos a los que se ven enfrentados”.

El evento busca que aquellos líderes que defienden verdaderamente sus territorios gocen de un espacio formal para hablar, ya que, dice Lafkenche, estos colectivos difícilmente podrían acompañar a las delegaciones de los países: los gobiernos traen grupos que están de acuerdo con sus políticas públicas y programas.

El “órgano vital” del planeta está enfermo

Un ”órgano vital” de nuestro planeta. Así ha sido identificada la selva amazónica por diversos científicos del clima, dado que genera el 20% del agua dulce del mundo y es fundamental en la regulación del clima global.

Siguiendo esta premisa, en septiembre de 2019, más de 40 climatólogos de América latina alertaron en un documento presentado en una conferencia en el Vaticano: ”La Amazonía está bajo grave riesgo de destrucción y, con ello, el bienestar de nuestra generación y de las futuras”.

Con una superficie aproximada de 7,8 millones de kilómetros cuadrados, el bosque amazónico en su conjunto almacena casi 100.000 millones de toneladas de carbono, lo que representa alrededor de una década de las emisiones globales. Además, cada año absorbe una cuarta parte de las emisiones de carbono que almacenan todos los árboles del planeta. Todo ello convierte a este ecosistema en un importante baluarte natural contra la crisis climática.

En una Amazonía asediada por la industria extractiva del petróleo, decenas de pueblos indígenas —Waorani, Sarayaku y Sapara, entre ellos— continúan luchando diariamente por la preservación de su cultura y territorio. Algunos celebran la victoria de su resistencia, pudiendo dormir tranquilos, al menos, por el momento.

Esta información fue producida como parte del Programa Latinoamericano de Cobertura Periodística COP25, un esfuerzo conjunto de Periodistas por el Planeta (PxP), LatinClimaThe Stanley Center for Peace and Security, y la Red Regional de Cambio Climático y Toma de Decisiones – Programa UNITWIN de UNESCO. La cobertura completa aquí.

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